Nunca he sido la mejor cocinera (lo admito) y en un país extranjero… peor. La primera vez que me quedé orgullosa de una receta local que cociné en el extranjero, no sabía muy bien a lo que tenía que saber exactamente, así que no sabía del todo bien (aunque no sabía mal). Al ser algo nuevo para mí, no tenía referentes para saber si está bueno o no. Y no sabía reconocer el sabor y olor de la mayoría de los condimentos, por lo que mucho o poco, me dio igual. Poco a poco voy aprendiendo y, reconozco, que los huevos fritos me salen perfectos en cualquier parte del mundo.
